Recomendaciones

Recomendaciones


La mayoría de recomendaciones van orientadas al contexto de una sala de masajes, sin embargo, aquellos que desde la comodidad del hogar desean practicar el masaje sobre sí mismos (automasaje) o sobre algún allegado, podrán identificar las consideraciones que pueden aplicar y que se ajusten a los recursos que puedan disponer.

Sobre la adecuación del lugar

La forma en que preparamos el lugar de trabajo es esencial para crear el estado de ánimo que lleva a la relajación mental y a la comodidad física, en pocas palabras contribuye a que todo salga bien (para todos los tipos de masaje). Un lugar tranquilo, limpio, ordenado, aromatizado y con otras características propias de un ambiente confortable, genera bienestar y confianza.

A continuación nombramos más características claves de un ambiente confortable:

  • Usar colores claros en paredes.
  • Procurar que la temperatura del lugar sea estable. Lo ideal sería controlar mediante termostato/calefacción para el invierno, ya que la temperatura debe oscilar entre los 23º y los 27º centígrados.
  • El lugar debe estar libre de ruidos perturbadores, y se puede poner música de fondo (ambiental de relajación a poco volumen) si el paciente está de acuerdo.
  • Disponer de una camilla o mesa de masaje cuya altura sea proporcional a la del masajista, de modo que estando de pie la mano quede a nivel de la tabla. Una mesa muy elevada nos obliga a hacer más fuerza y si está demasiado baja tendremos que doblar la espalda, y ambos casos degeneran en rápido agotamiento.
  • Mantener dos toallas o sábanas blancas limpias para cada paciente, una nos servirá para extender sobre la camilla y la otra para tapar al paciente, descubriendo sólo las partes a trabajar.
  • Disponer de varios cojines, para la cabeza, pies, espalda, etc., así como de varias toallas medianas para nuestra utilización.
  • Una estantería para que podamos colocar los aceites y otros utensilios.
  • Si el piso es frio, cúbrelo con una alfombra o tapete. El piso de madera funciona bien para una sala de masajes, no obstante, debes colocar antideslizantes, tapas o suelas a la camilla de masajes para evitar que se mueva o que dañe el piso.
  • La iluminación no debe ser muy intensa, ni dar directamente en los ojos del paciente o el masajista. De ser posible usar la luz natural del día.
  • El incienso, las velas, aromas, etc., aportan también una atmósfera adecuada.

Si eres masajista profesional deberás informarte acerca de las normas u ordenanzas municipales antes de adecuar algún lugar para prestar tus servicios. Algunos municipios establecen ciertas restricciones al espacio y al local donde funciona una sala de masajes. De ser necesario, solicita un seguro de responsabilidad civil.


Sobre elementos o productos a utilizar

Los elementos que podemos emplear pueden variar de acuerdo al tipo de masaje que se realice, siendo más usados los agentes lubricantes. Existen muchos aceites y cremas especiales que cumplen esta función lubricante de manera efectiva, ya que permiten el deslizamiento de la mano sobre la piel con fluidez.

Sin más preámbulos, de acuerdo al tipo de masaje debemos tener en cuenta las siguientes consideraciones:

  • Usar aceite vegetal ya que ofrece un mejor resultado, brinda vitaminas y la piel lo absorve mejor, mientras que el aceite mineral obstruye los poros. Productos como lociones o aceites para bebé no son convenientes ya que la piel los absorve rápidamente y por tanto el efecto lubricante no es prolongado.
  • Generalmente los aceites no tienen olor (neutro), en vista de esto podemos agregar unas pocas gotas de aceite esencial de aromaterapia con efecto relajante. Existen variedades de aromas, con clavo de olor, canela, limón, chocolate, etc.
  • Para efectos de calor se puede emplear una crema ruborizante u otra forma de termoterapia.
  • Para efectos de frío se puede emplear un gel de crioterapia.
  • El uso de cremas hidratantes o nutritivas para la piel trae beneficios tanto para el paciente como para el masajista.
  • En el caso del masaje de piedras calientes se suelen usar piedras de obsidiana (vidrio volcánico) o piedras basálticas (roca volcánica) con fines terapéuticos y de relajación, siendo estas últimas ricas en hierro y las que mejor conservan el calor.
  • Gel antibacterial o jabón para desinfectar las manos antes y después de la sesión.

Para el masajista

El masajista debe tener en cuenta las siguientes consideraciones:

  • Es importante tener conocimientos de anatomía, principalmente del aparato locomotor. El masajista debe “ver” el músculo que tiene debajo de sus manos, teniendo constancia de la dirección de sus fibras, el origen y la inserción así como la acción que éste produce en las articulaciones.
  • Se debe tener una buena actitud antes y durante la sesión. Si el masajista no está en buena disposición, es muy probable que no logre alcanzar el efecto deseado sobre el paciente.
  • Cuidar de la higiene personal.
  • Tomar las precauciones necesarias para no interrumpir el masaje, ni causar daño al paciente.
  • Se deben tener las uñas cortas y en lo posible las manos cálidas y suaves.
  • No usar anillos, pulseras, reloj o adornos que puedan entorpecer el trabajo a realizar.
  • Usar ropa holgada y adecuada para el trabajo.
  • Organizar al paciente en la camilla de tal forma que se sienta cómodo durante la sesión. Esto implica analizar la mejor postura, emplear el uso de ayudas (almohadas, toallas, etc.) para elevar la parte del cuerpo que se vaya a tratar.
  • El masajista debe adoptar siempre una postura en la que todo su cuerpo, incluyendo sus brazos y manos, puedan estar relajados, y debe poder realizar las maniobras sin tener que estirarse o curvarse.
  • Durante una sesión, observar las reacciones del paciente para ajustar la intensidad y la duración del tratamiento. No debemos alargar un tratamiento que pueda estar resultando desagradable y doloroso, ni acortarlo porque el paciente ya se sienta bien.
  • La duración de la sesión la determinará la patología, el tamaño de la zona que se va a tratar, la velocidad de los movimientos y las condiciones del paciente (edad, complexión, etc.).
  • Los masajes en la espalda o en el cuello pueden durar de 15 a 30 minutos. En una articulación grande, como el hombro o la cadera, puede ser suficiente con menos de 10 minutos.

Para el paciente

El paciente deberá tener en cuenta lo siguiente:

  • Tener la piel limpia y seca para un mejor aprovechamiento de las vitaminas del aceite (vegetal) o crema que se vaya a emplear.
  • El estar con buena disposición para el masaje, ayudará a obtener los beneficios esperados.
  • Nombrar enfermedades padecidas, dolencias ó accidentes recientes, (ver contraindicaciones y tipo de masaje) esto ayuda a preveer el tratamiento adecuado.
  • Tomar las precauciones necesarias para no interrumpir el masaje.

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