El sistema nervioso es el conjunto de órganos y estructuras, formadas por tejido nervioso, cuya unidad funcional básica son las neuronas. Su función primordial es la de captar y procesar rápidamente las señales ejerciendo control y coordinación sobre los demás órganos para lograr una adecuada, oportuna y eficaz interacción con el medio ambiente cambiante.
Cada neurona tiene un cuerpo celular, fibras nerviosas llamadas dendritas que cuelgan del cuerpo celular y una fibra nerviosa larga, el axón, que parece un trozo de red que se extiende a partir de la neurona. Las dendritas actúan como antenas que reciben las señales de otras neuronas y las transportan al cuerpo celular. Cuando se reciben suficientes señales, la neurona genera un impulso eléctrico que se transmite a otras células nerviosas mediante la sinapsis.
A diferencia de muchas otras células del cuerpo, las células cerebrales no se reproducen; además, necesitan un suministro constante de oxigeno y glucosa para funcionar correctamente (sin estos nutrientes, mueren pronto). Respirar profundamente y mejorar la circulación mediante el masaje son dos formas de fortalecer el flujo de oxigeno y nutrientes al cerebro.
La médula espinal se extiende desde el cerebro por toda la columna vertebral. Su trabajo es servir como una especie de conductor para los impulsos nerviosos que van y vienen del cerebro, así como de punto de encuentro central de los nervios periféricos que cubren todo el cuerpo y reciben y envían impulsos. Entre estos se encuentran los nervios del corazón, los vasos sanguíneos y otros órganos y músculos.
Anatómicamente, el sistema nervioso de los seres humanos se agrupa en distintos órganos, los cuales conforman estaciones por donde pasan las vías neurales. Así, con fines de estudio, se pueden agrupar estos órganos, según su ubicación, en dos partes:
- El sistema nervioso central, formado por el encéfalo y la médula espinal.
- El sistema nervioso periférico, formado por los nervios craneales y espinales; también se hallan las fibras nerviosas especiales que conectan el cerebro y la médula espinal a todos los órganos y tejidos.
Una división más funcional, es la que divide al sistema nervioso de acuerdo al rol que cumplen las diferentes vías neurales, sin importar si éstas recorren parte del sistema nervioso central o el periférico:
- Sistema nervioso somático (animal): Su principal tarea es asegurar la relación del cuerpo con el medio ambiente, debido a su sensibilidad y movimiento. Está formado por el conjunto de neuronas que regulan las funciones voluntarias o conscientes en el organismo.
- Sistema nervioso autónomo (vegetativo): Su trabajo no está sujeto al control consciente o a la gestión humana, está formado por el conjunto de neuronas que regulan las funciones involuntarias de los órganos internos: corazón, el estómago, los vasos sanguíneos, glándulas, etc. A su vez, el sistema nervioso autónomo se divide en parasimpático y simpático.
El sistema parasimpático es el responsable de procesos tales como la contracción de la pupila, la secreción de jugo gástrico, la desaceleración de la actividad cardíaca y aumento de las contracciones intestinales.
El sistema simpático es el responsable del movimiento del cuerpo, de su trabajo en situaciones extremas. Como efectos del sistema simpático tenemos: la dilatación de las pupilas, taquicardia, vasoconstricción periférica y aumento del rendimiento muscular.
Ambos sistemas mantienen el equilibrio de todo el organismo.
Los efectos del masaje se producen tanto en el sistema nervioso central como en el sistema nervioso periférico, las técnicas de masaje provocan la transformación de la energía mecánica en un impulso nervioso que se acompaña de complejas reacciones reflejas.
En función de los objetivos y metas, el masaje puede causar efectos sobre el estado funcional de la corteza cerebral y el aumento o disminución de la excitabilidad nerviosa en general, ayudando a restaurar los reflejos perdidos, y también aumentando la eficiencia de los órganos y tejidos individuales. El resultado del masaje, depende en gran medida de la técnica, su velocidad, la resistencia al impacto y la duración de la sesión.
El efecto del masaje empieza por el contacto con los receptores nerviosos de la piel, dando lugar a una reacción que va desde las raíces sensitivas hasta la médula espinal, y de aquí al área sensitiva cerebral a través de los fascículos medulares específicos; en consecuencia se produce una respuesta desde el área motora que, por vía contraria llega a los grupos musculares adyacentes, dando lugar a la contracción o relajación según la maniobra realizada:
- Los pases magnéticos producen relajación.
- Una percusión produce tonificación.
- Las presiones que van de suave a moderadas durante el masaje son estimulantes.
- Las presiones fuertes tienen un efecto calmante.
- Un amasamiento lento disminuye la excitabilidad del sistema nervioso debido a la relajación.
- Un amasamiento rápido por el contrario tonifica y vigoriza.
- Un masaje realizado a un ritmo medio proporciona un efecto neutro, calmante.
En conclusión, los efectos positivos del masaje dependen en gran medida de la correcta selección y de la secuencia de las técnicas que se practiquen. Cuando el masaje no se realiza adecuadamente, se puede producir un deterioro del estado general del cuerpo, la aparición de nerviosismo o aumento del dolor.
Entre los tipos de masaje que producen un efecto especial de reflejo se encuentran el de reflexología podal, la acupresión, masaje segmentaria y Gua Sha.